El Proyecto de Innovación Educativa "Microrrelatos curriculares" coordinado por Mª José Cano, profesora de Lengua y Literatura de nuestro centro, está abierto a profesores, alumnos y padres. Los relatos que se ofrecen a continuación son creación de estos últimos.
Desde la revista digital Paracelsos queremos hacer una llamada a todos lo padres que quieran participar en el taller de creación. Nos estamos reuniendo una vez al mes y la próxima cita está prevista para el miércoles, 8 de mayo, a las 17.00 horas en la Biblioteca del Edificio Orenzana.
ÁNIMAOS a participar.
ÁNIMAOS a participar.
AGUA
Y HARINA
- ¿Por qué no te callas?-
le dice el agua a la harina.- Te tendré que ahogar para poder transformarte.
- ¡Espera un poco, por
favor!
- No, no, no, tu
transformación debe ser espectacular, debo comenzar y no puedo parar. Mira, te
tengo que sobar y cortar para poderte decorar. Por último y lo más bello, tengo
que dejarte reposar para poderte dorar. Entonces, sólo entonces, te podrán
admirar, comenzarás a viajar, todos te buscarán y te querrán comprar. Tú
brillarás y deslumbrarás, dispuesta a dejarte llevar a otro lugar donde te
volverán a transformar. Podrás ser la reina del lugar, presidirás la mesa
nupcial, sin ti nadie podrá comenzar, tu presencia será primordial y siempre te
nombrarán, sin parar, porque has sido y serás la reina del hogar.
Gloria Ezquerro
Rodríguez
BON APETIT
Le
regalaron unas bragas rojas por Navidad y su suerte cambió. Cada vez que Julia
se las ponía, cocinaba unos suculentos manjares que eran elogiados por los
paladares más exigentes. Se estaba haciendo rica y famosa, hasta que un golpe
de viento las soltó del tendedero y Julia vio con terror que las pinzas no
estaban sujetando nada en el patio exterior. De pronto, su vecina Pili montó un
restaurante y la gente hacía largas colas para ir a comer. Entonces lo vio
claro, se presentó en el local cuando más gente había y le dijo alto y claro:
Ante la
mirada atónita de los clientes, la vecina le gritó:
-¡De eso
nada, yo las he encontrado y son mías!
Al no
ponerse de acuerdo, fueron a juicio y el juez Olmedo dictaminó que no serían
para ninguna de las dos.
En la
actualidad, Olmedo no ejerce de juez, es el cocinero personal de la Casa Real.
Sara Garrido Pascual
CONFESIONES DE CÓNCLAVE
Esta mañana
he desayunado poco, he preferido salir a pasear por los jardines del
monasterio. Ya entiendo el significado de “claustro”; así estoy yo,
enclaustrado. Sí, con cuatro monjas cuarentonas y dos secretarios, pero
enclaustrado. Y, por qué no decirlo en voz alta, encarcelado.
Quién me
iba a decir entonces, en el cónclave, cuando llevaba diez partidas jugadas, que
finalmente sería el campeón.
Qué difícil
lo puso la pareja de cardenales de Guinea, ya estaban pensando en diseñar un
nuevo traje o teñir de otro color el blanco solideo para que no destacara tanto
con la piel, pero finalmente les vencimos.
La última
partida contra mi pareja, el cardenal Dolan de Nueva York, fue mucho más fácil:
no sacó ni un solo cinco y fue pan comido.
Ahora me
viene a la memoria la razón de su mala suerte: “Desafortunado en el juego,
afortunado en amores”.
Plumarrota
¿POR QUÉ NO TE CALLAS?
Otra mañana
en el bar de Manolo me dispongo a tomar mis porras con café sacudiendo la
gabardina y el paraguas empapado por la lluvia.
Intento
ordenar la jornada en mi mente pero un murmullo de fondo me impide la
concentración. En tono elevado, uno de los clientes no para de charlatanear en
contra de todo: que dónde vamos a parar con los precios del carburante, que los
servicios públicos son un caos, que venga a pagar impuestos para que otros se
aprovechen, que no hay forma de cobrar a los morosos, ya no hay seguridad en la
ciudad. Lo de siempre.
Pago la
cuenta y salgo a la vez que el crítico mañanero. Sin abandonar el bar, enciende
un cigarrillo echando el humo a la cara a una chica, a la que no permite entrar
en primer lugar, igual por falta de educación o total desconocimiento de las
reglas básicas de urbanidad.
Una vez en
la calle, un individuo con silla de ruedas tiene que hacer más maniobras que
Fernando Alonso para salir de la gravilla porque un imponente coche alemán
ocupa casi toda la acera. Algún cara dura que no se quería mojar. No tardo en
comprobar que el charlatán crítico mañanero es el propietario del vehículo
invasor de los derechos de personas que salvan obstáculos sin rechistar.
Plumarrota
¡SILENCIO!
¿Por qué no
te callas? Me molestas con tu voz, despiertas a los niños y no me dejas
descansar. Pocas veces dices algo interesante, tienes mucha tontería, es por
eso que a veces prefiero andar sola y dar un paseo que estar contigo.
¡Silencio! Tu tiempo se está acabando ya. Déjame tranquila, no quiero verte más
por hoy. Si no te callas tendré que apagarte yo, televisor.
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